Pais/Idioma ×

Historia

Journal

LA TRANS-SARDEGNA:
UN PARAÍSO PARA EL BIKEPACKING


CHAPTER 11. WITH ALBA AND RICARD

Pedaleamos hasta tarde, los últimos kilómetros fueron en la oscuridad, iluminados únicamente por la débil luz de nuestro frontal. No había ni un alma, sólo alguna vaca paciendo por los alrededores, hasta que por fin llegamos a Chilivani desde Porto Torres, donde pasaríamos allí la primera noche.

Aprovechamos esa misma tarde para avanzar una parte de la ruta, fueron nuestras primeras horas en la isla de Cerdeña. Vimos un hipódromo a lo lejos y un campo de hierba al lado. Después de ir a echar un vistazo, pensamos que era el lugar perfecto para acampar. Además, a pocos metros encontramos una gasolinera con una pizzería que parecía estar llamándonos a gritos.
 

ERA SIN DUDA EL PLAN PERFECTO: CENAR UNA BUENA PIZZA Y DORMIR AHÍ MISMO.

 
Devoramos la pizza, desplegamos la tienda y nos enfundamos en nuestros sacos de dormir.

Era una noche fría y ventosa de abril. Enseguida, cerré los ojos y sentí como me iba durmiendo plácidamente. ‘’Debo estar cansada’’ pensé, y de repente oímos un coche pararse junto a la tienda, el motor no se apagaba y sus faros nos iluminaban.
 

Eran los carabinieri. La policía italiana. Está prohibido acampar en la isla, pero después de contarles el motivo por el que estábamos allí e intercambiar unas cuantas frases, nos desearon una buena noche.
En mi imaginario, cerdeña siempre había sido una isla-playa, pero poco a poco íbamos descubriendo que su interior es un paraíso para los amantes del bikepacking. Tiene todos los ingredientes que me gustan: pistas rocosas, hike-a-bikes de verdad, senderos entre paisajes bucólicos, carreteras terciarias sin un coche, acampadas bajo las estrellas, caffè latte a manta y el afecto del carácter sardo.

La ruta que seguimos, sin cobertura en muchos sitios, nos hizo sentir lejos de todo, como si nos encontrásemos muy alejados de cualquier brizna de vida.
 

A PESAR DE SABER DÓNDE ESTÁBAMOS, ESOS RINCONES PERDIDOS NOS HACÍAN SENTIR UN POCO EXPLORADORES.

 
Nuestro recorrido seguía en muchos tramos la ruta original que se creó hace más de 20 años, la llamada Transardinia.
Se trata de una ruta preciosa que vertebra todo el interior montañoso de Cerdeña. Desgraciadamente, es una ruta que no se ha mantenido y eso hizo encontrarnos con algunos cul-de-sac, en senderos totalmente tapados por la vegetación y propiedades privadas donde grandes vallas hacían imposible nuestro paso y prohíbian el acceso.
 

PLANIFICAMOS, PUES, UNA RUTA, MUCHAS VECES IN SITU, SEGÚN LO QUE ÍBAMOS ENCONTRANDO.

Buscamos rutas de otros ciclistas y también nos aventuramos a enlazar pistas y senderos. El resultado, para mí, fue impresionante, tanto paisajísticamente como a nivel físico y aventurero.

La incertidumbre de esta ruta de bikepacking fue el motivo por el que nos decidimos con las Megamo Factory, sin duda la mejor elección si queríamos conseguir comodidad, seguridad y diversión.
Es la segunda isla más grande del Mediterráneo y ha sido poblada desde hace milenios. Sin embargo, es una de las pocas regiones europeas donde la economía moderna convive con un ecosistema todavía intacto en grandes zonas del territorio.

Algunos hablan incluso de zonas vírgenes. Por este motivo, la densidad de población de Cerdeña es muy baja, 68 hab/km² aproximadamente.

Durante
6 etapas
disfrutamos
de la isla
de Cerdeña.


Con toda esa información que sinceramente desconocía, entiendo un poco más porque Cerdeña es un paraíso para el bikepacking.
Lo que no quiero dejar de contaros es que cada día intentábamos que nuestra ruta pasara por algún pueblecito donde pudiéramos avituallarnos, y si soy sincera, uno de los principales motivos tiene que ver con poder disfrutar de un buen caffè latte macchiato, que en cuestión de pocas horas se transformó en una adicción irresistible.

CUANDO TENÍAMOS LA FORTUNA DE LADO, LO ACOMPAÑÁBAMOS CON UN BUEN PANINO (BOCADILLO) O BIEN CON ALGUNA DELICIOSA COMIDA TÍPICA.




También hubo dos pueblecitos que nos enamoraron. El primero fue Orgozolo, por sus murales en las calles. Es un museo al aire libre. Esas pinturas han dado vida al pueblo y seguro que durante los meses de verano reciben a turistas que buscan el mejor ángulo para fotografiarse ante aquellas auténticas obras de arte.

 

EL OTRO PUEBLECITO QUE NOS HIZO DETENER FUE PERDASDEFOGU.

 
En las fachadas de algunas casas, a pie de calle, una fotografía grande, en blanco y negro, nos informaba de la persona centenaria que vive allí.

En el 2012 este pueblo entró en el libro de los récords Guinness, ya que había una familia de 9 hermanos que sumaban entre todos 818 años.

Cómo os podéis imaginar, el secreto de esta longevidad nos dio conversación durante las siguientes horas de pedaleadas ¿A qué se debía? ¿A la alimentación, a la tranquilidad, a las relaciones sociales que establecen entre ellos? ¿O era simplemente una cuestión de genes?

Con estos pensamientos y con otros muchos, y disfrutando de la ruta en cada momento, llegamos a Cagliari, la capital de Cerdeña. Nos hubiera gustado continuar más días, pero el olor a mar nos hizo saber que nuestra Trans-Sardegna había llegado a su fin.
Texto: Alba Xandri @alba_xandri
Fotografía: Ricard Calmet @erreka