BAJA DIVIDE TRAIL: DESIERTOS, MAR, MONTAÑAS Y CONTRASTES EN BAJA CALIFORNIA

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CHAPTER 10. WHEELPRINT STORIES

CONTINGUT 1

Después de decidir dejarlo todo y empezar una nueva vida sobre ruedas, San Diego sería el punto de partida de esta primera aventura, y la Baja Divide nuestra primera ruta de bikepacking de más de una semana. Y es que en total fueron 42 días de aventura por caminos de tierra para conseguir pedalear los 2819km que separan el estado de California en Estados Unidos, de unas de las zonas más turísticas del mundo como son Los Cabos en Baja California Sur. DESDE SAN DIEGO (ESTADOS UNIDOS) HASTA LA PAZ (MÉXICO)
	La Baja Divide es una ruta que recorre toda la península de Baja California desde San Diego hasta La Paz. Conecta el Océano Pacífico y el Mar de Cortez, pasando por históricas Misiones Españolas acomodadas en oasis con abundante agua, ranchos remotos, comunidades pesqueras y un sin fin de desiertos y sierras montañosas.

La Baja Divide es una ruta que recorre toda la península de Baja California desde San Diego hasta La Paz. Conecta el Océano Pacífico y el Mar de Cortez, pasando por históricas Misiones Españolas acomodadas en oasis con abundante agua, ranchos remotos, comunidades pesqueras y un sin fin de desiertos y sierras montañosas.

CONTINGUT 2

Nos adentrábamos en una ruta totalmente offroad, con distancias largas entre puntos de agua y comida y con un terreno que cambiaba constantemente, con bancos de arena, piedras y peligrosos cactus que no nos han dejado apartar la mirada de nuestras trazadas.

LA MEGAMO FACTORY, NUESTRA COMPAÑERA DE VIAJE.

Nunca tuvimos dudas sobre qué bici utilizar para empezar este viaje y preparamos la Megamo Factory a conciencia para que nos permitiera sortear todas las dificultades del camino.

Necesitábamos tener el máximo de autonomía y es por eso que decidimos instalar una dinamo y un convertidor que nos permitiría cargar nuestros dispositivos electrónicos en las largas jornadas de pedaleo.

Completamos nuestras bicicletas con un conjunto de bolsas que nos permitiesen llevar todo lo necesario para esta experiencia.

Nos repartimos el material de manera que uno llevaba en la bolsa frontal la tienda de campaña y el otro los sacos de dormir y el kit de cocina. Un par de bolsas en las barras delanteras de la suspensión en las cuales acomodamos el hornillo, colchones y comida.

Cubrimos toda la superficie interior del cuadro para poder almacenar botiquín y comida. Y finalmente una bolsa de sillín para la ropa de cada uno.

ENTRAMOS EN BAJA CALIFORNIA, UN PAISAGE TOTALMENTE DISTINTO NOS ESPERABA DURANTE LOS PRÓXIMOS DÍAS.

Nuestros ojos todavía no se habían acostumbrado al estilo de vida americana, que en dos días estábamos cruzando la frontera mexicana por Tecate, y entrando en shock por el gran contraste entre países. Dejábamos atrás grandes civilizaciones para camuflarnos entre los cactus y los cirios más grandes del mundo.

Vivimos la auténtica vida de Baja California cruzando desiertos y cañones, acompañados por la brisa del océano Pacífico y del Mar de Cortez, y arropados por las humildes personas que forman las distintas comunidades por dónde pedaleábamos.

CONTINGUT 3

Des de cocinar abulones con Azael y su familia en la pequeña comunidad pesquera de San José del Faro, a preparar una rica birria en el Rancho Escondido de nuestro amigo Oscar.

Los tacos, los burritos, las quesadillas y el ceviche nos dieron esa energía para seguir recorriendo las pistas arenosas y el famoso “permanente” de sus carreteras.

NUESTRA MÁS PROFUNDA ADMIRACIÓN A LA TRADICIÓN CULINARIA MEXICANA

Des de cocinar abulones con Azael y su familia en la pequeña comunidad pesquera de San José del Faro, a preparar una rica birria en el Rancho Escondido de nuestro amigo Oscar.

Los tacos, los burritos, las quesadillas y el ceviche nos dieron esa energía para seguir recorriendo las pistas arenosas y el famoso “permanente” de sus carreteras.

NUESTRA MÁS PROFUNDA ADMIRACIÓN A LA TRADICIÓN CULINARIA MEXICANA

El agua. Podríamos decir que es el elemento natural más preciado de toda Baja California. La península tiene un promedio anual de 200mm de precipitación. Con estos datos en mente, entendimos porqué la gran parte de los arroyos que cruzábamos estaban secos. Por este motivo, llevábamos cada uno entre 7 y 10 litros de agua.

Además, también llevábamos sistemas de filtraje para aprovechar cualquier punto de agua disponible teniendo en cuenta que no existen redes de agua potable como tenemos en casa. Una auténtica barbaridad cuando estas acostumbrado a salir con uno o dos bidones con la bicicleta de montaña.

CALOR Y FRÍO, UN LUGAR LLENO DE CONTRASTES.

Los días sobre ruedas se iban adaptando a las horas de luz y a las horas de más o menos calor. Y es que Baja California es una zona de contrastes. Las noches son frías, y a medida que avanzas hacia el sur, los días se vuelven más calurosos.

Hubo noches en las que toda la ropa que llevábamos no era suficiente para entrar en calor durmiendo. Y hubo días en los que nos moríamos por encontrar un oasis donde refrescarnos después de pasar horas empujando la bici a 40ºC debajo de un sol que te secaba por dentro y por fuera.

CONTINGUT 4

Pasaban los días y cada vez éramos más hábiles a la hora de buscar un sitio donde acampar. No tuvimos ningún problema en las 38 noches que dormimos acompañados por una infinidad de estrellas y algún que otro coyote. Aunque es cierto que tuvimos algún que otro susto hasta que no nos explicaron que los ruidos que oíamos por la noche eran los coyotes comunicándose entre ellos a distancia. EN UNA AVENTURA DE ESTAS CARACTERÍSTICAS, NO PODÍAN FALTAR LOS CONTRATIEMPOS
Tuvimos que parar la aventura un par de veces por culpa de una infección, pero nuestras ganas de explorar y de cruzar toda la península hasta La Paz no se desvanecieron. Y después de mucho esfuerzo, llegábamos a las letras de colores que caracterizan esta ciudad cosmopolita y alegre al lado del mar. “Ya está” fueron las palabras de Eloi mientras buscaba mi mano para chocármela. “Ahora toca un helado, ¿no?”.
Tuvimos que parar la aventura un par de veces por culpa de una infección, pero nuestras ganas de explorar y de cruzar toda la península hasta La Paz no se desvanecieron. Y después de mucho esfuerzo, llegábamos a las letras de colores que caracterizan esta ciudad cosmopolita y alegre al lado del mar. “Ya está” fueron las palabras de Eloi mientras buscaba mi mano para chocármela. “Ahora toca un helado, ¿no?”.

Nuestras huellas se irán borrando de los caminos por los que hemos pasado, pero lo que no se va a borrar nunca es la huella que han dejado en nosotros todas las personas que se han cruzado en este camino.

Texto: Sonia Colomo
Fotografía: Sonia Colomo y Eloi Miquel
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